Una experiencia culinaria

La oferta gastronómica de Mauricio tiene de todo: desde chefs con estrellas Michelin, hasta restaurantes finos o bocadillos ambulantes que dicen "cómeme". Una ensalada llamada 'Heart of palm’ (corazón de palmito) es muy famosa en la isla; un mordisco obligatorio si el bolsillo lo permite. Los acontecimientos culturales, como el Festival de Chinatown, son conocidos por atraer a miles de mauricianos a su carta gastronómica.

Los restaurantes locales más típicos ofrecen una variada carta de platos tradicionales locales, espejo de la herencia francesa, india, africana y china en las islas. Además del curry, briani y vindaye (pescado o carne recubierto de cúrcuma, jengibre, chile y mostaza), no hay que perderse el rougaille de estilo criollo (pescado o carne en salsa de tomate picante con tomillo y chile), el bol renversé de origen chino, o el estofado de carne a la francesa o daube. Acompáñelo con la cerveza local, la Phoenix, o con una sanísima citronela (agua especiada con hierba de limón y jengibre) y un digestivo de ron casero con sabor a coco o chile.

Para los que saben hincar el diente, se impone un tour de comida callejera en la capital, Port Louis, considerada por The Telegraph entre las diez ciudades más importantes del mundo para comer en la calle. La comida le espera en cada esquina: el dholl puri, la samosa, los gateaux arouille y los gateaux piment, etc., la ciudad no da respiro, y el olor a comida invade la calle y los tantos pequeños locales para picar (snacks). El visitante constatará una y otra vez que la comida, aquí, es deporte nacional.